Hasta hace algunos años, el arma
principal que tenían las empresas para ganar clientes era la calidad de los
productos que vendían. Hoy, enfocarse en tener la mejor oferta ya no es
suficiente y, en muchos casos, el precio tampoco hace la diferencia.
Atender bien al cliente es, por
tanto, una necesidad. Para conseguirlo, lo primero que se necesita es conocer
las necesidades reales de los clientes. Hay que preguntarles y saber
escucharles, lo cual implica establecer mecanismos para que el público exprese
sus opiniones sobre el servicio recibido. También hay que dedicar un enorme
esfuerzo a formar a los trabajadores: de ellos depende la imagen externa de la
empresa, de forma que es fundamental lograr que los empleados estén satisfechos
con su cometido, especialmente los que tienen contacto directo con el publico.
En las empresas que lo hacen bien, el buen servicio al cliente es una filosofía
que impregna a todos los ámbitos de las compañías, porque se convierte en una
cuestión de cultura empresarial.
Un factor que a influido mucho en el
cliente, con el paso de los años son los diferentes tipos de organigramas con
los que se manejaban y manejan hoy en día las empresas, como lo vemos en la
siguiente imagen:
Aquí manda el cliente: en efecto si
quieres crecer y avanzar como empresa, es bueno que tengas en mente lo que
decean y esperan los clientes de tus productos, servicio y en especial de TI.
Ellos
quieren:
- Que los escuches.
- Que resuelvas su problema.
- Que los lleves de la mano en el proceso.
- Que cobres lo justo.
- Que no te desaparezcas.
Tengo la firme convicción de que
algún día estaremos trabajando única y exclusivamente para los clientes.
Fuente: Manuel Molina.
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